sábado, 14 de septiembre de 2013

El mal endemico de no hacer caso a nuestras madres

Buenas tardes de Septiembre!

Pues sí, que vamos a decir, siempre a los jóvenes nos ha acompañado en la vida un espíritu aventurero y de libertad, pero además de unas ganas tremendas de no hacer ningún caso a las personas mayores que nosotros, pero en especial a nuestras madres. Ellas nunca quieren nuestro mal, al contrario, nos llevan dando recomendaciones y consejos para la vida que no sabemos aprovechar...

Pido desde aquí que no se vuelvan a repetir algunas de las situaciones que os paso a describir a continuación.

1. Viernes tarde, llegas del curro, siesta del carnero antes de salir. Con pijama. Como estás cansado la dejas en la silla de tu cuarto. Un clásico. Siestaca, y te levantas tarde, has quedado para cenar, ducha y vaquerocamisazapas para la ocasión, pijama a la silla. Sales, y como somos españoles, te lías, y llegas tarde, y cansado, y con copas, así que después de asesinar un poco la nevera, te vas a dormir. Ropa a la silla. Te levantas por la mañana, tu madre, alucina por lo que encuentra dentro y te dice -"Javier, antes de comer, saca la ropa". Y tu, sí, sí, y oliendo los boquerones en vinagre de la cocina. La ropa, no se saca sola, claro. Sábado y la misma historia, pero además tienes pachanga de fútbol. Más ropa a la cama. Y tu madre te lo sigue diciendo, y tu NO HACES CASO, porque eres joven y no va contigo.
Domingo, por la tarde, te levantas de la siesta, en medio de la inmundicia, que tu cuarto, parece uno de los de los de los reportajes de callejeros. Tu madre ya te dio por perdido hace mucho tiempo. Hasta la semana que viene....
A messy room - Una habitación desordenada

2. La tapa del váter. Esto merece un libro. Un hombre por norma es despistado, o por lo menos se lo hace (los horarios de La Liga te los sabes debuti) asi que hay veces que la tapa del váter te quita demasiado tiempo de tu vida, que simplemente no la bajas. Ponte a pensar: tu sabes la cantidad de tiempo que pierdes al año cerrando tapas??? No merece la pena. Las mujeres no piensan los mismo, claro.

3. Nevera abierta: que si vas con prisa, dejadez, el pensar que la comida no se pone mala...ese típico de cosas tan normales de los hombres. Abres la nevera, sacas un Mountain Dew, y te la dejas abierta. Tu madre la cierra. Un minuto mas tarde, la vuelves a abrir y la misma historia. Esto también vale, por la de dejarse cosas fuera de la nevera. Desde por la mañana con el colacao, hasta el chocolate de después de cenar. Si tu madre no recogiera la comida que tu vas dejando, tu casa seria un vertedero de aquí a un mes.


4. No andar descalzo. Muy de madres, llegas a casa te quitas la ropa y la sensación de ir descalzo por casa es increíble. Te vas a cenar y vas a la cocina descalzo. Tu madre con su sexto sentido y sin ni siquiera haberte mirado te dice, Javier -No vayas descalzo!! Misma situación, pero llegar a casa, ha estado lloviendo y tu llegas mojado (por supuesto no llevas paraguas) y nada de quitarse los zapatos, huellas por la casa y tu madre contenta.

5. Ten cuidado con la copa que nadie te meta nada.....clásica también de las madres la de antes de salir de casa de fiesta, y tu madre recordándote el ABC que te sabes de memoria. A dónde vas? con quién? Por favor, ten cuidado con lo que bebes, que nadie te meta nada en las copas. a quién no le he pasado? Tu madre se piensa, que hay unos tíos en todos los garitos de Madrid metiendo droga en todas las copas que se van encontrando...

Bonus track: la de no te olvides el pasaporte antes de viajar, no comas con las manos, abre la ventana cuando te levantas después de una buena farra, no saltes en los charcos.....son tantas cosas que a lo largo de nuestra vida nos han recordado nuestras madres que deberíamos un día sentarnos con nuestras madres y agradecerles todo lo que han hecho por nosotros. Si no, no habríamos llegado a ser un poco responsables en la vida.

Gracias.

Mi madre fue la mujer más bella que jamás conocí. Todo lo que soy, se lo debo a mi madre. Atribuyo todos mis éxitos en esta vida a la enseñanza moral, intelectual y física que recibí de ella. (George Washington)


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